domingo, 27 de enero de 2013

El incidente de la muleta


Un día estaba dando una vuelta con mis dos compañeras españolas (Sabela y Amara), dos chicas de mi instituto que se vinieron a estudiar a Praga conmigo. Sabela, que tiene un tobillo muy delicado, se lo había esguinzado y ahora tenía que usar muletas. A causa de su torpeza ella estaba acostumbrada a usar unas muletas muy buenas que se sujetaban a la altura del codo y quedaban colgando aunque las soltaras, pero en Praga no tenía esas muletas, así que cuando fue a abrirlas puertas del metro soltó una de las muletas y esta cayó por el hueco que hay entre el andén y el vagón.



 Yo fui inmediatamente a hablar con una señora que había en una cabina, supongo que encargándose de la seguridad. Mi nivel de checo es muy bajo, así que obviamente le hablé en inglés. Intenté explicarle lo de la muleta, repitiendo innumerables veces la palabra berle (muleta en checo) pero ella me respondía en checo que no hablara inglés, que hablara en checo.Cabe decir que esto era solo lo que yo entendía, por el tono supongo que lo demás eran insultos. Yo seguí insistiendo señalando una de las imágenes de las cámaras de vigilancia, donde se veía a mis amigas, repitiendo berle y gesticulando dando a entender que la muleta se había caído. Lo intenté un rato, durante el cual mis tendencias homicidas aumentaron exponencialmente, pero al final me rendí. Me dirigí a la primera persona  que vi, un hombre de unos cincuentas años. Le pregunté en checo si hablaba inglés, y el me respondió  en checo que no, pero que yo le estaba hablando en checo.La verdad es que esa respuesta me hizo gracia. Yo no me rendí, e intenté explicarle la situación, gesticulando y diciendo berle y metro repetidas veces. El hombre lo pilló a la primera, me preguntó algo en checo, a lo que instintivamente dije sí, y se dirigió a hablar con la harpía antes mencionada. Esta terrible criatura salió de su guarida con un gran palo y bajó al andén, mientras mi amable salvador se iba, dejándome a solas con la bestia. Con ese palo, que tenía una pinza, recogió la muleta y la lanzó al suelo con todo el desprecio del que fue capaz de reunir. Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario